Suerte, excusas, aciertos y errores, por @elcarrildel2

Desconocía yo hasta la fecha alguien capaz de tener suerte ciento veinte años seguidos. Pero como todos los días se aprende algo, hoy sabemos que ese alguien es el Real Madrid.

Si nos ceñimos a la Copa de Europa, resulta que ganar catorce veces la competición en sesenta y siete ediciones disputadas (un triunfo cada 4,78 ediciones) es una cuestión de suerte.

Decía Luis Aragonés que había dos tipos de suerte, la buena y la mala. Otros mantienen que la suerte solo existe para el que no sabe. Yo me inclino más por esta segunda opción, que ya dejo dicho don Alfredo que las finales no se juegan, se ganan.

Manifiesta don Ferrán Soriano, jefe del Manchester City, que el Madrid mereció perder contra el PSG, el Chelsea, el City y el Liverpool. Pero resulta que los ganó, nada menos que uno detrás de otro a los tres primeros clasificados de la Premier League, título del que presume don Ferrán y por el que dice que pelean de verdad, ya que “la Champions no es el núcleo de nuestros objetivos”.

¡Qué le vamos a hacer! Cada cual justifica sus aciertos y sus fracasos con las excusas que mejor considera. Otros mantienen que el Madrid no juega a nada, y que para ganar así mejor perder. Incluso, rizando el rizo, resulta que siendo Courtois el mejor de la final, el triunfo no tiene ningún mérito. Según la opinión de estos doctos caballeros, habría que cambiar el reglamento, y que el Madrid jugase sin portero, a ver si con esa variable táctica los equipos de los que son aficionados consiguen apuntarse algún entorchado.

Resulta que meter dos goles en el minuto noventa es suerte. Si marcas hasta el ochenta y nueve es mérito, táctica, técnica, conocimiento. Que el Madrid se gaste noventa millones en Tchouaméni es pecado mortal, motivo de comentarios demagógicos trasnochados, que otros se gasten un tren sin fin de millones en la contratación de jugadores temporada tras temporada no merece el más mínimo reproche.

Decía Louis Pasteur que “la suerte favorece a la mente preparada”. Quizás esa sea una clave importante de todo este asunto. El que se prepara, el que cree en sus posibilidades, el que jamás desiste mientras queda un minuto de juego o un ataque más a la portería contraria, es quien al final sale vencedor.

No son casualidad esa pancarta que luce el Santiago Bernabéu en sus noches grandes: “Hasta el final, vamos Real”. Así lo llevamos haciendo toda nuestra vida, así lo seguiremos haciendo. Así hemos logrado ganar catorce Copas de Europa.

Admite el Sr. Soriano que “la suerte existe en el corto plazo”, y que “en periodos de cinco o diez años la suerte se compensa”. Precisamente por eso achacar a la suerte los triunfos del Madrid es una falacia. Precisamente por eso los triunfos (y las derrotas) no se merecen, se consiguen.

Esta edición de la Copa de Europa quedará en los anales como una de las más emocionantes, vibrantes, épicas, preciosas, ejemplares y heroicas de la historia de la competición. Posiblemente nunca antes habíamos visto tres eliminatorias superadas de manera tan colosal por algún participante. Lo ha logrado hacer el Real Madrid, volviendo a romper moldes, a poner el listón a una altura insuperable, excepto para él mismo. Es a lo que obliga ser el mejor Club de fútbol del mundo.

Buenas tardes a todos. HALA MADRID.

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