El verdadero valor de la Champions, por @elcarrildel2
Un trienio estuvieron manteniendo un grupo de destacados cofrades que la Champions League era un competición menor. Total, nos decían, con ganar cuatro partidos, salías Campeón de Europa. Ayer quedó demostrada su teoría en toda su extensión. Ganar un partido de Copa de Europa se antoja muy difícil. Te despistas un par de minutos, y te vuelves para casa, eliminado y con las orejas gachas. Con cara de circunstancias, de muchas y variadas circunstancias. Con explicaciones erráticas, incomprensibles e inentendibles, cuando no explicando que no hay explicación.
Precisamente ese es el intrínseco valor de este torneo. Y de él deriva la grandeza de aquellos equipos que son capaces de ganarlo. El esfuerzo que se exige es máximo. Ha de hacerse en todo momento y circunstancia. Ante cualquier rival y en cualquier escenario. Con frío o con calor, con lluvia, con nieve, con hielo, con terrenos en perfectas condiciones o en patatales infames.
Con el máximo respeto al rival siempre, sea el que sea. Acreditado ha quedado, una vez más, que no conviene vender la piel del oso antes de cazarlo, ni lanzar las campanas al vuelo ni sacar la charanga a desfilar sin tener bien amarrado el resultado.
Más allá de temporadas y momentos malos (que todos somos humanos) el poso, el saber estar y el saber competir, se tiene o no se tiene. Por eso hay equipos capaces de ganar, mientras otros se dan de bruces contra la realidad de una competición durísima año tras año. Por eso, en este día, y en estos momentos, se pone de relieve el mérito enorme que es ganar la Copa de Europa, no una vez, ni dos, sino tres seguidas, cuatro en cinco temporadas, trece en sesenta y cuatro ediciones. Por eso precisamente, merece reprobación general aquel que utilizando argumentos peregrinos quiere quitar mérito a quien es capaz de salir campeón.
Guste o no guste a unos cuantos, la Champions League es la que da y la que quita (si me permiten utilizar esta frase taurina). Equipos existen, en más de un país, que son capaces de ganar su liga doméstica año tras año, para estrellarse de igual manera en el momento en el que trascienden sus fronteras nacionales. Quizás sea este un punto de partida para otro debate, acerca de los motivos por los que ocurren de manera reiterada determinadas circunstancias (y resultados) en el fútbol.
Posiblemente, a eso debiera dedicar su tiempo don Javier Tebas, y no a pelearse con la Federación Española de Fútbol, el Real Madrid, los grandes clubes europeos…en lugar de a defender, con argumentos bastante endebles, su parcela de poder. Muchos años llevan bajo cuestión asuntos que a él compete resolver, sin que la solución aparezca por ningún lado.
El final de la temporada se acerca. Tenemos pendiente una renovación profunda de la plantilla. Sin olvidar el resto de competiciones, y con la Liga siempre presente, no podemos dejar de mirar ni por un momento a la Copa de Europa, de la que fuimos fundadores, ganando sus cinco primeras ediciones, y la que nos ha conducido a ser el mejor y más grande Club del mundo.
Buenas tardes a todos. HALA MADRID.